Desde la clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, aquel domingo 21/08/2011, cuando el Santo Padre Benedicto XVIanunció la próxima sede de la JMJ – Río de Janeiro – los corazones de los jóvenes de todo el mundo, en especial de los brasileños, ¡comenzaron a latir más fuerte! Inmediatamente se inició una gran movilización para acoger a los peregrinos que, en la Ciudad Maravillosa, entre el 23 y el 28 de julio de 2013, estarán reunidos alrededor del Sucesor de Pedro, para con él elevar a Deus su alabanza, adoración y gratitud por ser parte de la Iglesia de Cristo.Sin duda, serán, o mejor, ya son días de muchas gracias divinas que llegan a nosotros a través de las manos de María Santísima. Nuestra madre peregrina, a través de su ícono, por las diócesis y arquidiócesis de nuestro inmenso Brasil, acompañada también de la Cruz peregrina de la JMJ. Esos símbolos fueron entregados a la juventud por Juan Pablo II, para que se volvieran “un símbolo del amor de Cristo hacia la humanidad” y “de la presencia materna de María”, como afirmó el Papa Benedicto.
Personalmente, tuve la gracia de haber participado de dos momentos con esos símbolos: en la Diócesis de Barra do Garças – MT y en la Arquidiócesis de Porto Velho – RO. En ambos pude notar la alegría, no sólo de la juventud, sino que también de todos los que se reunían para recorrer las calles en procesiones y caminatas, demostrando que ser católico es abrazar la cruz del día a día sin miedo, pues junto a ella está “de pie María, la Madre de Jesús” (cf. Jo 19, 25a), auxiliándonos con su materno amor.
En estas oportunidades, no piense el lector que la alegría era meramente sinónimo de euforia, que pasa como un simple viento. ¡No! En medio de las avenidas, plazas o incluso dentro de las iglesias y gimnasios, donde se celebraban Santas Misas o se realizaban vigilias, el clima de oración estaba siempre presente. En todos los momentos, jóvenes se pusieron en actividad a través de cantos, testimonios, dinámicas. Eso muestra que el joven no necesita tener miedo de abrazar la fe católica por considerarla, de manera equivocada, contraria a la alegría.
La oración es el medio a través del cual conversamos con nuestro Padre Dios. Como nos enseña Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de la JMJ Rio2013, es “un impulso del corazón, es una simple mirada lanzada al cielo”. Y si la organización física, con toda la infraestructura de transporte, de acogida de los peregrinos, de desarrollo de los eventos es importante, no se puede descuidar la oración, que debe permear todas las fases de la JMJ, desde la planificación de las actividades hasta la dispersión del público al final de cada evento, como todos los instantes de nuestra vida. No se debe pensar que el éxito de la JMJ será posible única y exclusivamente a través de equipos bien preparados profesionalmente. La JMJ es voluntad de Dios y, como tal, debemos estar atentos a su querer, lo que es posible sólo a través de la oración, que nos coloca en unidad con Él. Lo que debe darse es la voluntad de Dios, por eso necesitamos recordar al salmista que dice: “Si el Señor no construye nuestra casa, en vano trabajarán sus constructores” (Sl 126(127), 1). Por eso, queridísimos, coloquémonos en actitud constante de oración por el buen éxito de la Jornada Mundial de la Juventud, para que el nombre del Señor Jesús sea más glorificado, desde tierras cariocas y en el mundo entero, cumpliendo lo que Él nos mandó: “Id y fazed discípulos entre todas las naciones” (cf. Mt 28,19). Espero que muchos escojan seguir a este mismo Señor y deseen ser como Él que, incluso siendo Dios, no descuidaba sus momentos de oración al Padre (cf. Lc 5,16).
¡Así Dios nos ayude y que nuestra Madre María nos enseñe!
Santa JMJ a todos!
Sem. Fernando Camini
Arquidiócesis de Niterói – RJ
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