jueves, 30 de mayo de 2013

“¡Aquí me tienes, mándame a mí!” - Especial (parte 1)

Con el tema “Juventud y Fraternidad” la Campaña de la Fraternidad de este año 2013, busca despertar en este período de la cuaresma, la gran responsabilidad de ayudar a los jóvenes a redescubrir los valores fundamentales para el sentido de vida, y su lugar en el mundo. Y nos invita también a reflexionar sobre la responsabilidad de los adultos ante el compromiso a la conducción madura y saludable de nuestra juventud. Teniendo como punta pie inicial, el texto base de la Campaña de la Fraternidad de este año 2013, reflexionaremos juntos algunos grandes desafíos para jóvenes y adultos.


Partiendo de la primera parte del texto base de CF 2013, presentamos el gran impacto que el cambio de época viene trayendo en la vida de los jóvenes, consecuentemente en la vida familiar y en la sociedad.  Pero antes es necesario entender  que este concepto de cambio de época, cuando se inicia y termina su ciclo. Podemos decir que este concepto puede ser entendido como una “transición de una cultura estable para otra, nueva y aún no estabilizada”.


La cultura puede ser entendida como un incremento de conocimiento, una riqueza interior, un mundo íntimo. Según el autor Ricardo Yepes Stork, en su libro fundamento de antropología, el origen de toda cultura es el núcleo creativo y afectivo de la persona, una sabiduría que crece para dentro, porque se cultiva, para después salir de dentro, la cultura forma el depósito donde encuentra el sentido de las realidades que para nosotros son valiosas, o sea, alargamos lo que recibimos forma personal, para transmitirlas al mundo en que vivimos, dando sentido no más singular, pero objetivamente comunitario, transmitiendo ideales y valores. La cultura no es apenas una decisión colectiva, pero valores que conducen para una dirección.


Según el texto base de la Campaña de la Fraternidad, este cambio de época, alcanza todas las realidades humanas, tanto en la economía, como en la política, arte, ciencia, educación, deporte y también la religión.  Entre todas esas realidades, se apunta la religión como la más impactada entre las demás, pues por su complejidad, alcanza a todas las demás, todo a lo que se refiere al ser humano, “principalmente con la dimensión transcendental – su relación con Dios y con su proyecto de vida plena para todos” (Texto Base de CF).


Con este cambio de época, podemos relacionar algunos factores, que según el propio texto base, nos damos cuenta del gran impacto en la vida de las personas, como las relaciones que se dejan pasar con la gratuidad, pero de forma descomprometida y poco estable, a las alteraciones en los papeles tradicionales de hombres y mujeres en la sociedad,  la substitución del papel de los padres y de la escuela por los medios de comunicación de masa, y una fragilización de los lazos comunitarios y hasta mismo una negación de vida, un relativismo o un fundamentalismo delante de las realidades presentadas, un sistema económico neoliberal que se produce una ardua competición en el mercado de trabajo, una afectividad autónoma y narcisista que sienten dificultades en las relaciones permanentes y comprometidas, un empobrecimiento de la consciencia de misterio del ser humano, una ausencia de la dimensión de futuro y de esperanza, pero apenas una fuerza para vivir una felicidad en el presente sin preocupaciones con consecuencias y responsabilidades.


Vemos con este tiempo, un gran avance en la cultura mediática, donde las personas, sobretodo los jóvenes, no viven más sin los instrumentos tecnológicos. Podemos llamarlos de un “nuevo modelo de agentes de comunicación. Se vive y se respira un ambiente mediático. En este ambiente, que también no debe ser interpretado como negativo por los beneficios ofrecidos, se corre el riesgo que los jóvenes quieran estar siempre conectados, considerando totalmente natural la sustitución de la relación personal, que es el mejor medio de comunicación, por la virtual, por la innúmera posibilidad de creación de personajes y realidades. Este es un peligro que el propio Papa ya presentó “La presencia en estos espacios virtuales puede ser la señal de una búsqueda auténtica de encuentro personal con el otro, si se está atento para evitar sus peligros, como refugiarse en una especie de mundo paralelo o exponerse excesivamente al mundo virtual. En la búsqueda de compartir, «amistades», nos confrontamos con el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio «perfil» público” (mensaje del Papa Benedicto XVI para 45º día mundial de las comunicaciones).


La juventud de hoy, diferentes de los de la década del 60, 70 y 80, que se reunía para protestar en las universidades, avenidas y otros locales público, hoy se reúnen, y se mueven con mucha facilidad y velocidad por medio de las redes sociales. Muestran una gran habilidad para articular las informaciones, crear comportamientos y formar conceptos por Internet.


Se engaña quien piensa que el joven nacido dentro de una cultura mediática no posee una actitud de fe. El joven que tuve la experiencia con el Sagrado, lo busca cada día más, creen en Dios, buscan llevarlo por el camino el cual son frutos, la Internet. El gran desafío es volverse este camino mediático,  una vía para la verdadera vivencia personal y comunitaria. “El envolvimiento de los jóvenes debe ser visto a partir de la interactividad en las relaciones”. El joven es aquel que se mueve, y desea también el espacio que lo integre y lo haga participar de forma activa dentro de la iglesia.  Son llamados también al silencio y a la escucha atenta de la Palabra de Dios, pero es necesario acogerlo en esta interactividad, dialogando y ayudándolos en su búsqueda esencial del sentido verdadero de vida: Jesucristo.


La Iglesia delante de las nuevas generaciones, ¿cómo responder? Es lo que meditaremos en la próxima semana.


RIO 2013

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