Los Misioneros Siervos de los Pobres del Tercer Mundo, se dedican no solo a llevar el Evangelio a las zonas más alejadas de Perú, así como asistencia sanitaria, sino que además ponen una dedicación minuciosa en educar a los numerosos niños y niñas pobres y enfermos que acogen en diferentes casas.
Cada día se les hace más difícil, sobre todo con esta crisis económica, afrontar las necesidades materiales que esta asistencia conlleva.
Los Misioneros no son ajenos a la crisis, y por ello no piden en sus circulares a la gente que les ayuda que les den más dinero, pero sabemos que les es muy doloroso recibir cada día cartas de sus colaboradores, en las que les dicen que no les pueden seguir ayudando debido a que han perdido su trabajo y disculpándose sólo les piden que por favor recen por ellos.
Este hecho recrudece la situación allí donde encuentran, pues, aunque los pobres no les piden nada material, ellos no pueden quedarse sin hacer nada viendo tanta hambre en los niños y en tantos hermanos indígenas que todavía ni conocen el pan.
El pan que llega en las aldeas de los Andes en Perú, es el que preparan las hermanas misioneras en el horno de su casa de formación.
Pese a la crisis, se gasta mucho en cosas innecesarias en estas fiestas navideñas, mientras en los Andes, hay gente que no tiene ni un trozo de pan, por eso, agradecerían que si alguien puede hacer algún tipo de aportación para poder comprar harina, se pusieran en contacto con ellos, su teléfono en España es el siguiente: 925 39 00 66
Para nosotros no es mucho 5 o 10 euros, pero en los Andes, los Misioneros Siervos de los Pobres del Tercer Mundo, con ese dinero pueden dar de comer a mucha gente.
Es cierto que somos cada vez más pobres, pero esa pobreza es debida a una imposición económica, ¿por qué no haces un empobrecimiento voluntario y ayudas a quienes más lo necesitan?
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