La semana pasada, celebramos el día de la Inmaculada Concepción, Tal día como este, en 1854, tuvo lugar la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen presidida y declarada por Pío IX. En el Oratorio de Turín esta fecha no pasó inadvertida. Todo lo contratio, de días atrás se vino preparando. Es de subrayarse un hecho importante: Tras celebrar las vísperas de aquella jornada histórica: Domingo Savio, alumno del Oratorio, se queda algunos minutos en la capilla de San Francisco de Sales y, puesto de rodillas ante el altar de la Virgen, tras haberle pedido permiso a D. Bosco, se consagra enteramente a María, mientras repite una y otra vez la oración que renovaba la que había pronunciado el día de su Primera Comunión: “María, te doy totalmente el corazón; haz que siempre sea vuestro. Jesús y María, sed siempre mis amigos; concededme la muerte antes que cometer un pecado.”
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