domingo, 22 de abril de 2012

Respondamos con valentía como lo hace un corazón joven arraigado en Cristo:


Luego llegó el gran día, 9 de agosto de 2011, salimos hacia Madrid! Ese día nos levantamos super temprano (4 am), es más, ni dormimos de la emoción y yo me pregunto: acaso no fue obra de Dios poder cubrir un viaje tan costoso…
Los días en la diócesis de Toledo (Torrijos) fueron toda una acogida y hasta puedo llegar a decir que nos atendieron como si fuésemos Cristo. ¡Qué atentos todos! No olvidaré el sacerdote del pueblo… a todos nos despidió personalmente, a mí me dio un abrazo y reafirmó mi esperanza diciendo: ¡Nos vemos en el cielo! Salvar mi alma y salvar también más almas para Cristo. En medio de alegrías, abrazos y lágrimas nos despedimos y partimos a Madrid.
¡LO MÁS ESPERADO!… ¡Madrid! Todos juntos en una misma fe, un mismo sentir, un mismo espíritu, una misma madre la Santa Iglesia y un mismo fin: Cristo. Yo me sentía en el corazón de la Iglesia; en las entrañas de una Iglesia viva en donde se desbordaba la gracia. En donde todos éramos sólo uno, en la sonrisa de un alemán, en las miradas cruzadas en el metro entre los de Filipinas, los españoles o brasileños “llamados a vivir la esperanza en Dios con una convicción profunda y un compromiso concreto de caminar juntos por el triunfo de amor”.
El 17 dormimos junto a 40 o 50 jóvenes en la plaza de Cibeles para esperar la llegada del Papa al día siguiente 18 a las 8 pm; qué día tan intenso, con mucho calor, con tantas ansias; ¡el corazón nos ardía!
La mirada amorosa del Santo Padre con la cual quedé profundamente conmovida me pareció un hermoso regalo, como la mirada que le da un padre a su hijo más pequeñito al que ama con toda la ternura. Las palabras del Santo Padre marcaron mi corazón y mi vida: “Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, han de llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida” (BB XVI). ¿No fue acaso el mismo Cristo con el que estuvimos en Madrid? Yo creo que fue sí y que debemos responderle con generosidad, como lo hace un corazón joven lleno de alegría que desea ir más allá, de ir más alto, de explorar ese “algo más” que resuena en nuestro corazones como un eco. Sólo esto nos dará un futuro cierto, el responder con valentía desde nuestra juventud en lo que hacemos y en lo que estamos llamados a ser.
No importa dormir en el piso, levantarnos temprano, bañarnos con agua fría, caminar 1000 kilómetros, que se nos seque la garganta , correr si es necesario, que nos piquen las hormigas, que nos caiga la lluvia; si es por Jesús hay que darlo todo y esto es sólo responderle con el mismo amor que Él nos ha dado.


Fuente: http://shareyourexperiencewyd.com

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