Estamos en el primer domingo de Cuaresma, el tiempo que la Iglesia ha establecido como prepara- ción a la Pascua, para que los fieles se dispongan a una participación más plena del misterio de Cristo, mediante la escucha asidua de la palabra de Dios, la celebración de los sacramentos, la oración, la limos- na, el ayuno y la práctica de las buenas obras, de for- ma que se consiga la verdadera penitencia, es decir, el cambio de mentalidad y de comportamientos.
La Cuaresma tiene, pues, tres finalidades: prepara- ción para la Pascua, revisión del proceso catecume- nal y perdón de los pecados. Precisamente por ello, la oración colecta de este domingo nos sitúa en el momento justo cuando dice: Al comenzar un año más la santa Cuaresma concédenos, Dios todopode- roso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud.
Antiguamente, durante la Cuaresma se preparaban los candidatos a recibir el Bautismo en la Vigilia Pascual. También nosotros, durante este tiempo, vamos a rezar por los actuales catecúmenos, y también por los niños y jóvenes que van a completar su iniciación cristiana. Pero la Iglesia quiere asimismo que todos nosotros vi- vamos este tiempo como una experiencia catecume- nal, que volvamos a ser catecúmenos (que significa: aquellos que escuchan). En esta Cuaresma vamos a tener especialmente presentes los temas de la Alianza (Primeras lecturas) y del Misterio Pascual (Evangelios), pero en este segundo año del Itinerario Diocesano de
Renovación los vamos a considerar como anuncio y cumplimiento de las promesas que Dios hizo a su pue- blo y que cumplió y mantiene en Jesucristo.
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