Castillos hinchables, una obra de teatro, una visita guiada por las instalaciones, representaciones de rescates, maquillaje, títeres, cuentacuentos y algunas otras sorpresas fueron los causantes de las risas y el jolgorio de los asistentes.
A las 16:30 horas comenzaron a hacer cola los primeros grupos de niños que, junto a sus padres, recorrieron el edificio de principio a fin en compañía de algunos de los miembros de este colectivo. "Lo que más me ha gustado es ver los camiones por dentro y la barra por donde bajan", señaló Samuel Alonso, de 5 años.
Con esta jornada de puertas abiertas, el equipo de bomberos ha querido que no solo se dedica a apagar fuegos, sino que también quiere colaborar con los que más lo necesitan. Además, es la segunda vez que entregan alimentos a Cáritas Diocesana, para que la ONG los reparta por los barrios de la capital.
"Hemos querido recoger alimentos porque sabemos que hay muchas familias que no disponen de esta necesidad primaria", informa el cabo Vicente Cámara, uno de los organizadores de la campaña. "Es la primera vez que llevamos a cabo esta iniciativa de puertas abiertas. Anteriormente la dedicábamos solo a niños de casas de acogida", añade.
Los diferentes vehículos del cuerpo de bomberos de la capital estaban dispuestos en la trasera del edificio de la avenida Tomé Cano. "Es una muestra simbólica para que puedan ver más de cerca los camiones. Están dispuestos de tal forma que podamos salir lo más rápido posible para asistir a cualquier emergencia que se presente", indicó Cámara.
"Me estoy divirtiendo mucho. Le voy a pedir a los Reyes Magos un camión solo para mí", cuenta Fabio Cabrera, de tan solo tres años. "De mayor quiero ser bombero", añade el pequeño. Y es que todo aquel que se acercó ayer a las instalaciones del Parque quiso ser bombero aunque fuera por un momento.
Muchos se hicieron fotos con los héroes de azul, desde los más pequeños hasta algunas adolescentes y madres, que quisieran ver más de cerca a unos profesionales que consideran unos héroes.
Los menores se mostraron orgullosos del carné que los acreditaba como auxiliares de bomberos. Con él, el colectivo quiso no solo hacer sentir partícipes de su labor a los pequeños, sino también que estos puedan disponer del número de emergencias si les fuera necesario.
La tarde se desarrolló cargada de entretenimiento. Tras la visita guiada, fue el turno de las exhibiciones de rescates en accidente de tráfico y en lo alto de un edificio. Los pequeños se agolparon en las vallas dispuestas alrededor de dos coches para ver trabajar a los bomberos.
Tras las exhibiciones degustaron una merienda para reponer fuerzas: refrescos, jugos, fruta y bocadillos. Tanta emoción es agotadora y los héroes siempre tienen que estar a punto. Las actividades se van desarrollando a lo largo de toda la tarde, pero el final de la fiesta se aproxima, y poco a poco la noche se hecha encima. Pero la fascinación por el trabajo de este cuerpo no decayó en ningún momento.
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