“No solo se trata de familias que necesitan para comer, también hay muchas que requieren medicamentos; o que deben pagar las facturas de la luz, del agua, el alquiler o la hipoteca; o que no pueden costear el transporte o el comedor escolar de sus hijos”, agrega Leonardo Ruiz, quien recalca que “los perfiles de los demandantes, debido a la crisis, se han ido modificando sustancialmente en los últimos tres años, y ahora cada vez son personas más jóvenes, de entre 20 y 45 años, las que demandan ayuda”. “Muchos chicos que trabajaban en el sector de la construcción o el turismo han perdido sus puestos de trabajo, lo que los ha obligado a volver a casa de sus padres, quienes se ven obligados a su vez a asumir las deudas que aquéllos tienen”, subraya el responsable de Cáritas en Tenerife. De igual modo, la recesión está afectando sobremanera a los inmigrantes, especialmente a mujeres que ejercían como empleadas de hogar o trabajaban en la hostelería. Éstas, según Ruiz del Castillo, han tenido que regresar a sus países de origen a través del programa de retorno voluntario del Gobierno.
Y si la situación ha sido difícil en 2011, el panorama para el recién estrenado 2012 no es mejor, aunque Leonardo Ruiz tiene la esperanza de que la situación cambie y “que no se cumplan los malos augurios de políticos y economistas”. “Confío en que el sector turístico siga creciendo y nos saque de la crisis, para consolidar los ingresos y crear empleo”, recalca el director provincial de Cáritas Diocesana, quien asegura que “estamos en el furgón de cola de todo”. No en vano, según los datos que maneja la organización, un 32% de los canarios viven hoy día bajo el umbral de la pobreza.
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